En el último cuarto del siglo XX comenzó en España el ascenso de movimientos de carácter nacionalista. Grupos de intelectuales, políticos, periodistas, y hombres de negocios empezaron a proponer en diferentes regiones españolas políticas contrarias al uniformismo y al centralismo estatal propios del liberalismo español.
La región pionera en desarrollar un movimiento regionalista fue Cataluña, donde durante el siglo XIX había tenido lugar un crecimiento económico superior al de cualquier otra región española. La industrialización propició el nacimiento de una influyente burguesía de empresarios industriales. Este nuevo grupo sentía que sus intereses económicos estaban poco representados en los gobiernos y defendió el proteccionismo. El catalanismo surgió de la conjunción del progreso económico y el renacimiento cultural.
Al mismo tiempo también se desarrolló el catalanismo político donde destaca Valentí Almirall, padre del catalanismo político el cual fundó el Centre Catalá y empezó a defender la autonomía catalana.
Un paso muy importante en la consolidación del catalanismo político fue la elaboración de las Bases de Manresa. Empezó a considerarse a Cataluña como una entidad autónoma dentro de España. En este momento es cuando el regionalismo pasa a convertirse en verdadero nacionalismo.
Desde un punto de vista simbólico, el nacionalismo catalán defiende la idea de que Cataluña, aunque forme parte de España, pueda tener selecciones deportivas propias, diferenciadas de las selecciones españolas, que puedan participar de forma oficial en los acontecimientos de mayor nivel internacional. Debe diferenciarse el nacionalismo catalán del catalanismo, que si bien ensalza los símbolos y tradiciones catalanas, defiende la preservación de la cultura y la lengua catalana, y defiende la obtención de mayores cuotas de autonomía, no articula sus planteamientos políticos bajo los parámetros del nacionalismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario